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jueves, 7 de mayo de 2015

Cirene en la Roma A pesar de la lluvia y el clima templado de la ciudad, Jorge y yo fuimos en busca de un restaurante que ofreciera fresca comida de mar en la colonia Roma. Se trata de Cirene, un pequeño restaurante situado sobre la calle de Orizaba que no logré reconocer inmediatamente, ya que comparte el mismo tipo de fachada externa con dos locales más, y lo que lo distingue son sus sillas de color azul aqua. Me llamó mucho la atención que no hicieran reservaciones, por lo que llegué un poco apresurada en espera de que el lugar no se encontrara lleno y pudiera conseguir una mesa rápido. Busqué un lugar, pagué el parquímetro y cuando llegué me di cuenta que el lugar no estaba lleno y busqué una mesa al interior del sitio, en caso de que empezara a llover. El lugar es pequeño, no tiene muchas mesas y la decoración me hizo sentir como si estuviera en un puerto; las paredes blancas de piedra estaban llenas de cuadros de peces que combinaban con el aqua de las sillas y la madera de las mesas. Había música de fondo, principalmente pop y actual. No pude ignorar el delicioso aroma a caldo de camarón que me daba la bienvenida desde la cocina y me invitaba a quedarme. Sobre mi mesa me esperaban unas tostaditas acompañadas de salsa verde y roja picosita, además del pico de gallo de la casa preparado con coco, piña y habanero, nada picante, delicioso y original. Las degusté mientras me entregaban 3 cartas diferentes: el menú fijo, delicias de temporada y bebida. La carta fija no era muy extensa pero resaltaban platillos como la tártara de atún, tacos de pulpo al pastor o camarón estilo Cirene marinado con chile de árbol, ajo, romero, albahaca y perejil. Todos los platillos tenían precios atractivos. Ofrecen una carta de bebidas interesante y variada con cervezas, vino, refrescos, mezcales, tequila y coctelería de la casa, pero lo que más me gustó fue el clamato Cirene preparado con menta, salsa inglesa y Maggi, Tabasco y una brocheta con camarones. Muy fresco, picosito y con un ligero sabor al final a camarón. Lo primero que probé fue una leche de tigre como cortesía de la casa, una especie de caldo o sopa fría preparada con jalapeño, limón y sal que utilizan para marinar los ceviches. Estaba picoso pero de forma agradable, pues la acidez del limón contrarrestaba el picor del jalapeño. Para revivir el aroma que me había dado la bienvenida, pedí un caldo costeño con almejas, camarón, machaca y pan de ajo frito. Me intrigaba un poco el platillo por el pan de ajo pero debo reconocer que fue el favorito y no solo mío, también de las mesas que me rodeaban. Tardó un poco llegar pero cuando lo llevaron a mi mesa seguía hirviendo y el aroma a pan de ajo era delicioso sin ser demasiado imponente. El caldo estaba lleno de sabor a mariscos, picosito y los crotones de pan de ajo añadían una agradable textura que iba muy bien con los mariscos que se derretían en mi boca. Fue la manera perfecta de olvidar el frío que estaba haciendo y de comenzar la tarde, además la porción era adecuada y traía una cantidad justa de mariscos. Llegó después un taco de pulpo marinado al pastor, servido sobre una tortilla calientita con una mayonesa dulcecita de piña y habanero, y cebollitas curadas avinagradas que contrarrestaban el dulzor de la mayonesa. Venía muy bien servido, con el pulpo en pequeños cubos, buena cocción y le añadí unas gotitas de limón y un poco de la salsa roja para darle un toque picoso. Pedí también un taco de pescado que, como el taco anterior, traía cebollitas, pero tenía de base una mayonesa de chipotle y servido con guacamole. Sentí un poco ausente el sabor de la mayonesa de chipotle pero disfruté mucho las diferentes texturas: crujiente de las cebollitas, el guacamole suave y un pescado que igualmente se derretía en tu boca y estaba muy bien sazonado. También lo acompañé con unas gotitas de limón pero esta vez decidí añadirle un poco del pico de gallo de la casa para el picor. Creo que es importante resaltar el servicio que recibí durante mi visita, amables, atentos y cordiales. Cuando esperaba por mi caldo costeño se acercaron a recordarme que estaban atentos a su preparación y en todo momento me atendieron con una sonrisa y disposición. Noté un interés genuino por conocer si los platillos y la visita habían sido de mi agrado. Además del buen servicio, el concepto de Cirene me parece muy original, jugando con recetas de mar sencillas y añadiendo ingredientes que combinan de una manera interesante. Ponen especial cuidado en la preparación de los alimentos, lo cual se transmite en la calidad de los mismos y para presentarlos utilizan vajillas de peltre y frascos de vidrio. Es un lugar casual, una buena opción para acudir con amigos y disfrutar de platillos muy frescos y una propuesta interesante de bebidas. Interior Menú Taco de pescado Taco de pulpo al pastor Caldo costeño Interior Menú Taco de pescado Taco de pulpo al pastor Caldo costeño

A pesar de la lluvia y el clima templado de la ciudad, Jorge y yo fuimos en busca de un restaurante que ofreciera fresca comida de mar en la colonia Roma.

Se trata de Cirene, un pequeño restaurante situado sobre la calle de Orizaba que no logré reconocer inmediatamente, ya que comparte el mismo tipo de fachada externa con dos locales más, y lo que lo distingue son sus sillas de color azul aqua. Me llamó mucho la atención que no hicieran reservaciones, por lo que llegué un poco apresurada en espera de que el lugar no se encontrara lleno y pudiera conseguir una mesa rápido. Busqué un lugar, pagué el parquímetro y cuando llegué me di cuenta que el lugar no estaba lleno y busqué una mesa al interior del sitio, en caso de que empezara a llover.

El lugar es pequeño, no tiene muchas mesas y la decoración me hizo sentir como si estuviera en un puerto; las paredes blancas de piedra estaban llenas de cuadros de peces que combinaban con el aqua de las sillas y la madera de las mesas. Había música de fondo, principalmente pop y actual. No pude ignorar el delicioso aroma a caldo de camarón que me daba la bienvenida desde la cocina y me invitaba a quedarme.

Sobre mi mesa me esperaban unas tostaditas acompañadas de salsa verde y roja picosita, además del pico de gallo de la casa preparado con coco, piña y habanero, nada picante, delicioso y original. Las degusté mientras me entregaban 3 cartas diferentes: el menú fijo, delicias de temporada y bebida. La carta fija no era muy extensa pero resaltaban platillos como la tártara de atún, tacos de pulpo al pastor o camarón estilo Cirene marinado con chile de árbol, ajo, romero, albahaca y perejil. Todos los platillos tenían precios atractivos.

Ofrecen una carta de bebidas interesante y variada con cervezas, vino, refrescos, mezcales, tequila y coctelería de la casa, pero lo que más me gustó fue el clamato Cirene preparado con menta, salsa inglesa y Maggi, Tabasco y una brocheta con camarones. Muy fresco, picosito y con un ligero sabor al final a camarón.

Lo primero que probé fue una leche de tigre como cortesía de la casa, una especie de caldo o sopa fría preparada con jalapeño, limón y sal que utilizan para marinar los ceviches. Estaba picoso pero de forma agradable, pues la acidez del limón contrarrestaba el picor del jalapeño.

Para revivir el aroma que me había dado la bienvenida, pedí un caldo costeño con almejas, camarón, machaca y pan de ajo frito. Me intrigaba un poco el platillo por el pan de ajo pero debo reconocer que fue el favorito y no solo mío, también de las mesas que me rodeaban. Tardó un poco llegar pero cuando lo llevaron a mi mesa seguía hirviendo y el aroma a pan de ajo era delicioso sin ser demasiado imponente. El caldo estaba lleno de sabor a mariscos, picosito y los crotones de pan de ajo añadían una agradable textura que iba muy bien con los mariscos que se derretían en mi boca. Fue la manera perfecta de olvidar el frío que estaba haciendo y de comenzar la tarde, además la porción era adecuada y traía una cantidad justa de mariscos.

Llegó después un taco de pulpo marinado al pastor, servido sobre una tortilla calientita con una mayonesa dulcecita de piña y habanero, y cebollitas curadas avinagradas que contrarrestaban el dulzor de la mayonesa. Venía muy bien servido, con el pulpo en pequeños cubos, buena cocción y le añadí unas gotitas de limón y un poco de la salsa roja para darle un toque picoso.

Pedí también un taco de pescado que, como el taco anterior, traía cebollitas, pero tenía de base una mayonesa de chipotle y servido con guacamole. Sentí un poco ausente el sabor de la mayonesa de chipotle pero disfruté mucho las diferentes texturas: crujiente de las cebollitas, el guacamole suave y un pescado que igualmente se derretía en tu boca y estaba muy bien sazonado. También lo acompañé con unas gotitas de limón pero esta vez decidí añadirle un poco del pico de gallo de la casa para el picor.

Creo que es importante resaltar el servicio que recibí durante mi visita, amables, atentos y cordiales. Cuando esperaba por mi caldo costeño se acercaron a recordarme que estaban atentos a su preparación y en todo momento me atendieron con una sonrisa y disposición. Noté un interés genuino por conocer si los platillos y la visita habían sido de mi agrado.

Además del buen servicio, el concepto de Cirene me parece muy original, jugando con recetas de mar sencillas y añadiendo ingredientes que combinan de una manera interesante. Ponen especial cuidado en la preparación de los alimentos, lo cual se transmite en la calidad de los mismos y para presentarlos utilizan vajillas de peltre y frascos de vidrio.

Es un lugar casual, una buena opción para acudir con amigos y disfrutar de platillos muy frescos y una propuesta interesante de bebidas.

Interior

Cirene-Interior

Menú

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Taco de pescado

Taco de pescado

Taco de pulpo al pastor

Taco de pulpo al pastor

Caldo costeño

Caldo costeño



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